LOS DATOS SON TERCOS
Theotonio Dos Santos*
La producción de datos sobre la economía mundial es cada vez más abundante y precisa. Ellos tienen, sin embargo, una característica permanente: a pesar que el FMI y el Banco Mundial y varias instituciones internacionales comprometidas con el llamado pensamiento único tienen gran responsabilidad en su elaboración, en su clasificación y en su uso para comparaciones internacionales, ellos desmienten sistemáticamente los análisis y previsiones de esos organismos y a sus pretendidos “teóricos”.
Hemos dedicado nuestro último libro (Del Terror a la Esperanza: Auge y Declinación del neoliberalismo, Editora Monte Ávila, Caracas ) a demostrar el rebajamiento del nivel de la teoría económica que produjo el intento de volver a los temas y métodos de análisis del siglo XVIII.
Más grave aún ha sido el intento de presentar este camino reaccionario como expresión de la posmodernidad, de la superación de la modernidad, asociada ésta al Estado del bienestar y al socialismo. Es este mundo invertido e irracional que entra en crisis cada vez más con el fracaso del neoliberalismo como política económica y como paradigma teórico.
La crueldad de los datos se hace cada vez más evidente. No bastan las informaciones sobre el crecimiento de la pobreza en los países centrales y dependientes o semi dependientes. En los Estados aumentó en 26% la pobreza extrema (es decir, familias con menos de 10 mil dólares anuales de ingreso) durante los gobiernos Bush. Los datos de los países periféricos son por demás conocidos y alarmantes. La percepción de esta realidad en el momento de mayor crecimiento de la economía mundial obliga a plantear la superación de la misma como tarea fundamental de nuestro tiempo.
Pero el único lugar del mundo donde masas enormes de pobres son rescatadas de esta condición es la República Popular de China, a través, sobretodo, de sus altas tasas de crecimiento. En estos días, el Partido Comunista Chino llama a una lucha más general y amplia en contra de la pobreza en su país, mediante el apoyo a la educación, a la vivienda y a otras condiciones que definen la pobreza.
Después de más de dos décadas de políticas de equilibrio macro económico, lo único que encontramos es un discurso cada vez más substancial en contra de los impactos negativos de las políticas del pretendido fortalecimiento del “libre mercado”. En la práctica, estas políticas han reforzado un capitalismo de Estado al servicio del capital financiero internacional. El mecanismo más importante de protección al capital financiero - cada vez más ahogado en una sobre evaluación de los activos mundiales- es exactamente el aumento de las deudas públicas generadas por el pago de intereses exorbitantes o por gastos innecesarios para los pueblos como el aumento de los gastos militares.
Dos hechos son terribles para los postulados doctrinarios neoliberales
De un lado, las cifras sobre el crecimiento de los productos internos brutos (PIB) revelan que los países más exitosos y competitivos en la economía mundial son precisamente aquellos que se apoyaron en un fuerte capitalismo de Estado donde no prevalecen para nada los principios del libre mercado y del debilitamiento del Estado.
La economía que más crece en el mundo es incuestionablemente la de la China Popular bajo la dirección del Partido Comunista Chino. En contra de las fracasadas previsiones de los principales economistas conservadores, la China ha mantenido un crecimiento altísimo en los últimos 30 años y en 2006 su PIB ha crecido al 10%.
La segunda economía en crecimiento del PIB fue la India, fuertemente estatizadora, aún en sus períodos neoliberales, con 8,3% . En tercer lugar se encuentra la economía que se enfrentó al FMI cuando una ortodoxia neoliberal se aplicó radicalmente, llevándola al fracaso más dramático. Su aproximación con la Venezuela bolivariana de Hugo Chávez la hace más sospechosa aún.
Pero, escándalo total, el cuarto crecimiento económico del mundo corresponde al propio demonio: a la Venezuela del socialismo en el siglo XXI que crece al 7,5% en 2006 poniendo definitivamente abajo todas las críticas al capitalismo de Estado. Resulta claro que el petróleo es el responsable de la mayor parte de este crecimiento. Pero cupo a Hugo Chávez la tarea de rearticular este cartel mundial del Tercer Mundo que es la OPEP. A él cupo también , la de despedir algunos miles de los funcionarios de PDVSA, considerados insustituibles, y le correspondió además reorientar sus ganancias para servir a políticas sociales y antiimperialistas condenadas por los neoliberales como fuente de pérdida de eficiencia y de competitividad.
En quinto lugar está la Rusia de Putin que nacionalizó la mayor empresa de petróleo de Rusia y cometió otros actos “horribles” contra la fe neoliberal. Dio mío, en sexto lugar está la Bolivia del estatizador máximo, Evo Morales. Solo después de estos ejemplos anti ortodoxos, encontramos a los Estados Unidos del señor Bush hijo con un 3,3% de crecimiento. Hay que considerar, sin embargo, que este crecimiento se debe al aumento gigantesco de la deuda pública de EE.UU. sobretodo para financiar la guerra en Irak. Es bueno anotar que el país que aún sigue las políticas de altas tasas de interés del mundo – el Brasil - es el que presenta, al mismo tiempo, el segundo más bajo crecimiento del PIB en el mundo (2,3%). Muchos economistas, entre los cuales me encuentro, han responsabilizado directamente a la política económica de este país por su fracaso económico total en los últimos 30 años.
El segundo campo de fracaso del neoliberalismo revelado por los datos es la constatación del crecimiento espantoso de las reservas públicas en los países latinoamericanos y en todo el Tercer Mundo. Preocupados en dejar este dinero en una moneda amenazada como el dólar y con el fracaso que representó para los países árabes el reciclaje de los petrodólares, ellos plantean la posibilidad de crear un banco del sur capaz de utilizar estos colosales recursos financieros en políticas de desarrollo económico y social.
Es ridículo ver al gobierno estadounidense altamente endeudado proponer políticas asistenciales ridículas a una región que tiene inmovilizados unos 400 mil millones de dólares en reservas. Este fue uno de los principales objetivos del viaje de Bush a la región…
Asimismo, el avance de la tecnología brasileña del biodiesel y del alcohol invierte los términos del debate. En la época del unilateralismo, Brasil presenta una nueva opción tecnológica que causa mucha sorpresa para el resto del mundo con el dominio del biodiesel y del etanol. En su viaje, el presidente Bush hijo vino a proponer formas de compartir esta tecnología de gran impacto universal. Ella fue fruto de políticas industriales del Estado brasileño y nada tienen que ver con políticas neoliberales para desespero de la ortodoxia. El Banco del Sur podrá dar sustancia financiera e esta y otros descubrimientos poder biotecnológico del Tercer Mundo.
*Director-presidente de la Cátedra y Red de la UNESCO y de la Universidad de las Naciones Unidas sobre Economía Global y Desarrollo Sostenible (www.reggen.org.br ). Publicado originalmente em ALAI, América Latina en Movimiento (2007-04-26 )
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